- GUSTAVO ADOLFO BÉQUER -
Gustavo Adolfo Béquer, por Valeriano Bécquer, 1862 |
Gustavo Adolfo Béquer (Sevilla, 17 de febrero de 1836-Madrid, 22 de diciembre de 1870), fue un poeta y narrador español, y uno de los buenos. Perteneció al movimiento del Romanticismo, aunque también rozó la etapa literaria perteneciente al Realismo. Su trabajo más conocido es Rimas y Leyendas, donde se aglutinan las mejores poemas y leyendas de este imprescindible autor en la literatura española.
Nació en el seno de una familia noble y con unos antepasados artísticos, incluido su padre. Sin embargo, cuando todavía era un crío, quedó huérfano de padre y poco después de madre. Él y sus siete hermanos fueron adoptados por una tía suya. Gustavo se mostraba continuamente desorientado. Le gustaba la pintura, la literatura, etc. Cuando fue a vivir con su madrina, por fin descubrió lo que de verdad le llenaba. En los años '50 emprende un viaje a Madrid en busca del éxito literario, pero se tropieza con los obstáculos de una capital burguesa y unos bolsillos vacíos.
Para afrontar esa crisis, el autor escribe para diversos periódicos: sátiras, comedias, zarzuelas, cuentos... lo que sea para subsistir en el Madrid bohemio en el que se encuentra. Se enamoró y desenamoró varias veces, incluso estuvo casado. Fue a partir de ahí cuando empezó a escribir los románticos, tristes o alegres poemas que encontramos en Rimas y leyendas. Escribía mucho para alimentar a su familia, incluso empezó a trabajar. Pero su matrimonio no era un campo de rosas y marcha a Toledo donde más tarde, fallece debido a la enfermedad que había contraído en Madrid (tuberculosis) y al frío invierno por el que estaba pasando.
Las últimas palabras de Gustavo Adolfo Bécquer fueron: «Si es posible, publicad mis versos. Tengo el presentimiento de que muerto seré más y mejor conocido que vivo». Y así fue.
RIMA IV
No digáis que agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira;
podrá no haber poetas; pero siempre
habrá poesía.
Mientras las ondas de la luz al beso
palpiten encendidas;
mientras el sol las desgarradas nubes
de fuego y oro vista;
mientras el aire en su regazo lleve
perfumes y armonías;
mientras haya en el mundo primavera,
¡habrá poesía!
Mientras la ciencia a descubrir no alcance
las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista;
mientras la humanidad siempre avanzando
no sepa a do camina;
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!
Mientras sintamos que se alegra el alma,
sin que los labios rían;
mientras se llore sin que el llanto acuda
a nublar la pupila;
mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan;
mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡habrá poesía!
Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran;
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira;
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas,
mientras exista una mujer hermosa,
¡habrá poesía!
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