La máscara de
la muerte roja
¿Quién es capaz de desafiar a la
muerte? ¿Somos capaces de engañarla salvaguardándonos tras los muros de una
recóndita fortaleza?
Eso es lo que debió pensar el
protagonista de éste breve cuento de Poe, el príncipe Próspero, publicado por
primera vez en 1842.
El nombre de tal individuo real, nos indica que se trata de un
personaje que representa el egocentrismo más recalcitrante, la indiferencia y
el desdén hacia el resto del mundo, y en este caso, se ceba con aquellos que
sufren la enfermedad de la peste, o como la denomina Poe "la muerte
roja".
Ilustración del blogger Jaime Nieves |
Es un cuento que invita a la reflexión
e introspección, y aunque pueda parecer raro, a la igualdad, representada por
el personaje enmascarado, que personifica la propia muerte. La fortificación se
caracteriza por los colores de cada uno de sus salones, destacando la sala
negra con cristaleras color escarlata, que recrea una atmósfera aterradora
llena de matices vinculados al horror de la enfermedad y la muerte que asola la
ciudad del Príncipe Próspero
Pueden pasar los años, las ideologías,
los cuentos como éstos, y aun así la historia se repite. No somos capaces de
aprender de ciertos errores, los marginamos y pensamos que así desaparecen,
pero la desigualdad se perpetúa en el tiempo, a lo largo de los siglos y del
pensamiento.
Edgar Alan Poe era un borracho y un mal fumador de opio. Heil Jaspers.
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